Nuestra
querida hermana, la distinguida publicista D.a Eugenia Estopa, nos
ha remitido un relato, escrito por el joven Miguel Bianchi, de Algeciras,
referente a un caso de obsesión en la persona de la señorita Isabel Sermeño, de
la citada localidad, felizmente curado por el procedimiento espiritista.
Vamos
a extractarlo ya que la abundancia de original nos impide insertar íntegro
dicho relato.
El
día 2 de abril último encontrábase la señorita Sermeño en su gabinete de
tocador, cuando sin explicarse la manera de cómo pudo llegar a dicha estancia,
halló en el sitio destinado a guardar los peines un objeto extraño, aparentando
la forma de un martillo hecho de anea verde. Instantáneamente fue presa de
desvanecimiento y atacada de dolor en las clavículas y articulaciones, en
términos que no podía hacer el más mínimo movimiento, sim embargo de sentir
continua excitación.
Imposible
ocultar el caso a sus padres, y tal vez creyéndolo éstos arte de brujería,
fueron a consultar con una mujer, dedicada según fama a la química cafre (?),
la cual principió por reducir a cenizas el objeto misteriosamente encontrado,
manifestando luego que se trataba de un maleficio pero que gracias a su
intervención la cosa no tendría consecuencias funestas.
Durante
la noche siguiente acentuáronse los dolores, sintiendo el sujeto irresistible
hormigueo en todo su ser y como si un fuego abrasador devorase sus entrañas. Antes
de clarear el día llamóse a un facultativo que recetó sin haber conseguido
alivio de la enferma, quedando ésta en el lecho presa de atroces sufrimientos
que le hacían presagiar próxima muerte.
En
esta situación pasó algún tiempo, y una noche, en que se hallaba sola creyó oír
voces que le decían algo, y si bien nada vio que la indicase la presencia de
alguien a su alrededor, entendió perfectamente las siguientes palabras
expresadas por una voz suave y deliciosa: Toma
paciencia y ten fe en Dios. Casi al mismo tiempo, otra voz le dijo
bruscamente; ¡No creas en Dios!
Noticioso
del caso el joven espiritista Sr. Bianchi, pasó al domicilio de la enferma, y
enterado de todos los pormenores, comprendió que se trataba de una obsesión,
concibiendo en seguida la idea de intentar su curación por el procedimiento
espiritista. Al efecto, y con intervención de la médium mecánica señorita
García, obtuviéronse comunicaciones en las cuales se describía la enfermedad,
indicándose a la vez los medios conducentes a su alivio y curación. Además
pusiéronse de acuerdo con la señorita Estopa, cuyo conocimiento y práctica de
la doctrina espiritista eran una garantía de acierto en la aplicación del
tratamiento que debía seguirse, y con sólo cinco sesiones, sin medicinas de
ninguna especie, operando sobre la enferma únicamente el fluido magnético de la
médium, auxiliada por los espíritus desencarnados que asimismo se interesaban
porque la curación se realizara, consiguióse el restablecimiento completo de la
señorita Isabel Sermeño, llenando de alegría a sus parientes y de gozo a
nuestros correligionarios por haber llevado a la práctica una verdadera obra de
caridad.
Este
es el extracto que nos complacemos en publicar, correspondiendo a los deseos de
nuestra distinguida hermana señorita doña Eugenia N. Estopa, y porque tiende a
la divulgación de una de las más consoladoras fases del Espiritismo.