La terminología espírita adoptada por
Kardec es simple y precisa. Pero en lo tocante a las dos áreas fundamentales de
los fenómenos de efectos inteligentes y efectos físicos, era necesario una
adición. Además de esa división fenoménica, había el problema de la división
funcional. Kardec notó la generalización de la mediúmnidad y los espíritus lo
ayudaron, como se ve en el Libro de los Médiums, con una especificación curiosa.
Tenemos así dos áreas de la función mediúmnica, designadas como mediúmnidad
generalizada y mediúmnato. La primera corresponde a la mediúmnidad natural, que
todos los seres humanos poseen, y la segunda corresponde a la mediúmnidad de
compromiso, o sea, de médiums investidos espiritualmente de poderes mediúmnicos
para finalidades específicas en la encarnación. Como Kardec mencionó la
existencia de médiums eléctricos y varias veces comparó la mediúmnidad con la
electricidad, surgió más tarde entre algunos estudiosos, entre ellos Crawford,
la idea de una división más explícita, con la designación de mediúmnidad
estática y mediúmnidad dinámica. La primera corresponde a la mediúmnidad
natural que todos poseen y permanece generalmente estancada, con manifestaciones
moderadas y casi imperceptibles. La segunda corresponde a la mediúmnidad
activa, que exige desarrollo y aplicación durante toda la vida del médium.
La falta de conocimiento de esa
división acarrea dificultades e inconvenientes en la práctica mediúmnica,
particularmente en los trabajos de Centros y Grupos. La mediúmnidad estática no
es propiamente una forma de energía que permanece en el organismo corporal en
estado letárgico. Es simplemente la disposición natural del espíritu para
expandirse, proyectarse y entrar en relación con otros espíritus. La Parapsicología
actual confirmó la tesis espírita de las relaciones telepáticas permanentes en
la vida social. Nuestra mente funciona, según acentúa John Ehrenwald en su
estudio sobre relaciones interpersonales, como activo centro emisor y receptor
de pensamientos. Estamos siempre conversando sin percibirlo. Muchos de nuestros
monólogos son diálogos con otras personas o con espíritus. Mensajes de Emmanuel
y André Luiz, a través de Chico Xavier, se refieren a las interrogaciones
mentales que ciertos espíritus nos hacen, ya sea para evaluar nuestro estado
mental y ayudarnos a corregirlos, ya sea para fines obsesivos. Un obsesor se
aproxima a nosotros y sugiere mentalmente el nombre o la figura de una persona.
Comenzamos a pensar en esa persona y a desfilar en la mente los datos que
poseemos sobre ella. El obsesor insiste y nosotros, sin percibir, vamos dándole
la ficha de la persona o nuestras opiniones sobre ella. Ayudamos al obsesor sin
saber. Otras veces pretende saber cuál es nuestra posición en un caso de
desacuerdo con un amigo. Nosotros se lo revelamos y él entra a envolvernos en
un proceso obsesivo. Por eso Jesús aconsejó: “Orad y vigilad”. Debemos vigilar
nuestros pensamientos y orar por aquellos que consideramos en error. Si
hiciéramos así ciertamente nos libraremos de muchas perturbaciones y muchos
disgustos innecesarios. Los monólogos del hombre son siempre observados por las
testigos invisibles, buenos o malos, que nos cercan. La mediúmnidad estática funciona
en forma permanente en nuestro psiquismo. Forma parte de nuestra naturaleza, no
es una gracia ni una prueba, es un elemento esencial de nuestra constitución
humana.
A la casas espíritas recurren muchas
personas perturbadas e incluso obsesionadas, que en general son consideradas
como médiums en fase de desarrollo.
Muchas de ellas son sólo víctimas de
persecución de espíritus inferiores, resultantes de interrogaciones mentales.
Por ese u otros motivos, esas criaturas están realmente envueltas en un proceso
de obsesión, pero no son médiums en desarrollo. Necesitan de pases, de
participación en las sesiones, pero no de sentarse en la mesa mediúmnica para
desarrollar la mediúmnidad. Esas personas, tratadas debidamente, se libran de
la obsesión pero no revelan más los síntomas mediúmnicos derivados de la
obsesión. Esas personas no están envestidas de mediunato, no necesitan ni
pueden desarrollar su mediúmnidad estática. Esta le sirve para guiarse en la
vida a través de intuiciones y percepciones extra-sensoriales. La obsesión
ocasional, por su parte, sirvió para acercarla al Espiritismo, despertarle o
reanimarle el sentimiento religioso, encaminarla en un sentido más elevado en
su manera de vivir, en la búsqueda de sintonías mentales benéficas y no perjudiciales.
Las personas no dotadas de mediunato
no están desprovistas de los recursos mediúmnicos. Por el contrario, pueden ser
muy sensibles e intuitivas, disponiendo de percepciones eficaces en todas las
circunstancias. Los dirigentes de sesiones no pueden olvidar ese problema, que
les evitará muchos engaños en el trato con las manifestaciones mediúmnicas. Las
obsesiones no son producidas sólo por espíritus. Hay muchos casos de obsesiones
telepáticas, provocadas por personas vivas. Kardec trató de esos casos
refiriéndose a la telepatía como telegrafía humana. Sentimientos de aversión,
de odio, de venganza, acompañados de pensamientos agresivos, pueden dar la
impresión de verdaderos procesos de obsesión por espíritus inferiores. Estos
generalmente se envuelven en tales casos y se manifiestan en las sesiones con
sus acostumbradas bravatas, pasando como los responsables por perturbaciones en
que sólo se entrometen. Eliminando el proceso telepático, esos espíritus se
alejan, se sienten impotentes para proseguir en la temeraria empresa. El Dr.
Ehrenwald relata un caso de su clínica psicoanalítica, en que un muchacho era
rechazado por los compañeros de pensión. El rechazo era oculto, pues todos
fingían apreciarlo. Sólo la investigación del médico probó lo que le pasaba.
Alejando el paciente hacia otro medio, los síntomas obsesivos desaparecieron
gradualmente, en la proporción en que los verdugos lo olvidaban. Ese famoso
médico psicoanalista, ante casos de ese orden, propuso la ampliación de los
métodos de investigación parapsicológica incrementando los métodos
significativos de la
Psicología con los métodos cualitativos de la investigación
espírita. Había realmente llegado la hora en que la Parapsicología
actual debía superar el primarismo de los métodos de investigación puramente
cuantitativos, bajo control estadístico, para enfrentar el problema de las
consecuencias de la acción telepática en el medio social. Posteriormente la Profa. Louise Rhine,
esposa y colaboradora del Prof. Rhine, publicaba su libro Los Canales Ocultos
de la Mente ,
relatando investigaciones de campo sobre los fenómenos paranormales. Alegaba
que las investigaciones de laboratorio eran demasiado frías y despojaban a los
fenómenos la riqueza emocional de su significado. El libro de la Señora Rhine presenta
una secuencia impresionante de casos esencialmente espíritas.
Todos los ríos llevan sus aguas hacia
el mar. Todas las ciencias psíquicas desembocan fatalmente en el delta del
Espiritismo. No podemos despreciar sus investigaciones y sus conclusiones. Los
parapsicólogos verdaderos, que son científicos universitarios, no deben ser
confundidos con sacerdotes inconscientes que presentan al público una
deformación sectaria e intencional de la parapsicología. Esos padres, frailes y
pastores que zapatean sobre la ignorancia y la ingenuidad del pueblo, son
accionados por intereses materiales evidentes y por entidades espirituales
inferiores, que se sirven de la mediúmnidad estática de ellos para llevarlos a
campañas sin gloria y a la explotación deplorable de la buena fe de los fieles.
Pero la verdad es que están en las mallas de la mediúmnidad que niegan y
combaten. La mediúmnidad estática duerme en sus propias entrañas, a la espera
de que se hagan capaces de percibirla y comprenderla.
En la línea natural de los procesos
de percepción, la mediúmnidad estática aflora, a veces, dadas las
circunstancias favorables, en una eclosión semejante al desarrollo mediúmnico.
Hay casos de premonición que surgen de un peligro eventual, casos de videncia
pasajera, que parecen síntomas de mediunato en eclosión. Es difícil saberse de
inmediato, lo que pasa, especialmente en virtud del estado emocional de los
pacientes. Pero basta una observación paciente, con la frecuencia de las
sesiones mediúmnicas, para inmediatamente verificarse que se trata sólo de
ocurrencias aisladas y ocasionales. La mediúmnidad estática tiende siempre a
volver a su acomodación en el psiquismo normal. Lo que a veces complica esas
ocurrencias pasajeras es la insistencia en el desarrollo mediúmnico o las
aplicaciones terapéuticas de choque y dosificaciones excesivas de drogas en los
recetarios médicos.
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