viernes, 23 de junio de 2017

Mediúmnidad estática.

La Mediúmnidad es una sola, es un todo, pero puede ser encarada en sus varios aspectos funcionales, que son caracterizados como formas variadas de su manifestación. Kardec la dividió, para efecto metodológico, en dos grandes áreas bien diferenciadas: la mediúmnidad de efectos inteligentes y la mediúmnidad de efectos físicos. Esa división prevaleció en las ciencias derivadas del Espiritismo. Charles Richet, fundador de la Metapsíquica, estableció en esa ciencia la división de las dos áreas con los nombres de metapsíquica subjetiva y metapsíquica objetiva, correspondiendo exactamente a la división espírita. En la Parapsicología actual, fundada por Rhine y McDougal, las dos áreas figuran con las denominaciones de: Psi-gamma (de fenómenos subjetivos o mentales) y Psi-kappa (de fenómenos objetivos o de efectos físicos). La llamada Ciencia Psíquica Inglesa, como la antigua Parapsicología Alemana, la Psicobiofísica de Schrenk-Notzing y otras varias escuelas científicas mantuvieron esa división, lo que prueba el acierto metodológico de Kardec. La expresión médium también prevaleció, llegando incluso a la Parapsicología Soviética, materialista, que la conserva en sus publicaciones oficiales. Sólo algunas ramas científicas sofisticadas, como la Metergia[1] y la Psicorragia[2] inventaron substitutivos para la cómoda y clara palabra médium, pero que no se popularizaron. En la Metergia el médium se llama metérgico y en la Psicorragia se llama psicorrágico. Palabras científicas sólo usadas por algunos médiums pedantes que no quieren llamarse médiums. Las denominaciones dadas por la Parapsicología actual no son pedantescas. Son simples nombres de letras del alfabeto griego, tradicionalmente empleados en las Ciencias para designar los fenómenos. Tampoco es verdad que la Parapsicología actual haya dado otros nombres a los fenómenos para diferenciarse del Espiritismo. El problema es otro: en la investigación científica no se pueden usar designaciones que impliquen interpretación anticipada del fenómeno. Escogiendo letras griegas para designar los fenómenos a ser investigados, los parapsicólogos usaban palabras neutras, como exige la metodología científica. Una cuestión de método. A pesar de ese criterio, la palabra sensitivo, por ejemplo, escogida para sustituir médium, ya fue abandonada por varios parapsicólogos, que volvieron a la expresión médium, como vemos en el caso soviético.

La terminología espírita adoptada por Kardec es simple y precisa. Pero en lo tocante a las dos áreas fundamentales de los fenómenos de efectos inteligentes y efectos físicos, era necesario una adición. Además de esa división fenoménica, había el problema de la división funcional. Kardec notó la generalización de la mediúmnidad y los espíritus lo ayudaron, como se ve en el Libro de los Médiums, con una especificación curiosa. Tenemos así dos áreas de la función mediúmnica, designadas como mediúmnidad generalizada y mediúmnato. La primera corresponde a la mediúmnidad natural, que todos los seres humanos poseen, y la segunda corresponde a la mediúmnidad de compromiso, o sea, de médiums investidos espiritualmente de poderes mediúmnicos para finalidades específicas en la encarnación. Como Kardec mencionó la existencia de médiums eléctricos y varias veces comparó la mediúmnidad con la electricidad, surgió más tarde entre algunos estudiosos, entre ellos Crawford, la idea de una división más explícita, con la designación de mediúmnidad estática y mediúmnidad dinámica. La primera corresponde a la mediúmnidad natural que todos poseen y permanece generalmente estancada, con manifestaciones moderadas y casi imperceptibles. La segunda corresponde a la mediúmnidad activa, que exige desarrollo y aplicación durante toda la vida del médium.
La falta de conocimiento de esa división acarrea dificultades e inconvenientes en la práctica mediúmnica, particularmente en los trabajos de Centros y Grupos. La mediúmnidad estática no es propiamente una forma de energía que permanece en el organismo corporal en estado letárgico. Es simplemente la disposición natural del espíritu para expandirse, proyectarse y entrar en relación con otros espíritus. La Parapsicología actual confirmó la tesis espírita de las relaciones telepáticas permanentes en la vida social. Nuestra mente funciona, según acentúa John Ehrenwald en su estudio sobre relaciones interpersonales, como activo centro emisor y receptor de pensamientos. Estamos siempre conversando sin percibirlo. Muchos de nuestros monólogos son diálogos con otras personas o con espíritus. Mensajes de Emmanuel y André Luiz, a través de Chico Xavier, se refieren a las interrogaciones mentales que ciertos espíritus nos hacen, ya sea para evaluar nuestro estado mental y ayudarnos a corregirlos, ya sea para fines obsesivos. Un obsesor se aproxima a nosotros y sugiere mentalmente el nombre o la figura de una persona. Comenzamos a pensar en esa persona y a desfilar en la mente los datos que poseemos sobre ella. El obsesor insiste y nosotros, sin percibir, vamos dándole la ficha de la persona o nuestras opiniones sobre ella. Ayudamos al obsesor sin saber. Otras veces pretende saber cuál es nuestra posición en un caso de desacuerdo con un amigo. Nosotros se lo revelamos y él entra a envolvernos en un proceso obsesivo. Por eso Jesús aconsejó: “Orad y vigilad”. Debemos vigilar nuestros pensamientos y orar por aquellos que consideramos en error. Si hiciéramos así ciertamente nos libraremos de muchas perturbaciones y muchos disgustos innecesarios. Los monólogos del hombre son siempre observados por las testigos invisibles, buenos o malos, que nos cercan. La mediúmnidad estática funciona en forma permanente en nuestro psiquismo. Forma parte de nuestra naturaleza, no es una gracia ni una prueba, es un elemento esencial de nuestra constitución humana.

A la casas espíritas recurren muchas personas perturbadas e incluso obsesionadas, que en general son consideradas como médiums en fase de desarrollo.

Muchas de ellas son sólo víctimas de persecución de espíritus inferiores, resultantes de interrogaciones mentales. Por ese u otros motivos, esas criaturas están realmente envueltas en un proceso de obsesión, pero no son médiums en desarrollo. Necesitan de pases, de participación en las sesiones, pero no de sentarse en la mesa mediúmnica para desarrollar la mediúmnidad. Esas personas, tratadas debidamente, se libran de la obsesión pero no revelan más los síntomas mediúmnicos derivados de la obsesión. Esas personas no están envestidas de mediunato, no necesitan ni pueden desarrollar su mediúmnidad estática. Esta le sirve para guiarse en la vida a través de intuiciones y percepciones extra-sensoriales. La obsesión ocasional, por su parte, sirvió para acercarla al Espiritismo, despertarle o reanimarle el sentimiento religioso, encaminarla en un sentido más elevado en su manera de vivir, en la búsqueda de sintonías mentales benéficas y no perjudiciales.

Las personas no dotadas de mediunato no están desprovistas de los recursos mediúmnicos. Por el contrario, pueden ser muy sensibles e intuitivas, disponiendo de percepciones eficaces en todas las circunstancias. Los dirigentes de sesiones no pueden olvidar ese problema, que les evitará muchos engaños en el trato con las manifestaciones mediúmnicas. Las obsesiones no son producidas sólo por espíritus. Hay muchos casos de obsesiones telepáticas, provocadas por personas vivas. Kardec trató de esos casos refiriéndose a la telepatía como telegrafía humana. Sentimientos de aversión, de odio, de venganza, acompañados de pensamientos agresivos, pueden dar la impresión de verdaderos procesos de obsesión por espíritus inferiores. Estos generalmente se envuelven en tales casos y se manifiestan en las sesiones con sus acostumbradas bravatas, pasando como los responsables por perturbaciones en que sólo se entrometen. Eliminando el proceso telepático, esos espíritus se alejan, se sienten impotentes para proseguir en la temeraria empresa. El Dr. Ehrenwald relata un caso de su clínica psicoanalítica, en que un muchacho era rechazado por los compañeros de pensión. El rechazo era oculto, pues todos fingían apreciarlo. Sólo la investigación del médico probó lo que le pasaba. Alejando el paciente hacia otro medio, los síntomas obsesivos desaparecieron gradualmente, en la proporción en que los verdugos lo olvidaban. Ese famoso médico psicoanalista, ante casos de ese orden, propuso la ampliación de los métodos de investigación parapsicológica incrementando los métodos significativos de la Psicología con los métodos cualitativos de la investigación espírita. Había realmente llegado la hora en que la Parapsicología actual debía superar el primarismo de los métodos de investigación puramente cuantitativos, bajo control estadístico, para enfrentar el problema de las consecuencias de la acción telepática en el medio social. Posteriormente la Profa. Louise Rhine, esposa y colaboradora del Prof. Rhine, publicaba su libro Los Canales Ocultos de la Mente, relatando investigaciones de campo sobre los fenómenos paranormales. Alegaba que las investigaciones de laboratorio eran demasiado frías y despojaban a los fenómenos la riqueza emocional de su significado. El libro de la Señora Rhine presenta una secuencia impresionante de casos esencialmente espíritas.

Todos los ríos llevan sus aguas hacia el mar. Todas las ciencias psíquicas desembocan fatalmente en el delta del Espiritismo. No podemos despreciar sus investigaciones y sus conclusiones. Los parapsicólogos verdaderos, que son científicos universitarios, no deben ser confundidos con sacerdotes inconscientes que presentan al público una deformación sectaria e intencional de la parapsicología. Esos padres, frailes y pastores que zapatean sobre la ignorancia y la ingenuidad del pueblo, son accionados por intereses materiales evidentes y por entidades espirituales inferiores, que se sirven de la mediúmnidad estática de ellos para llevarlos a campañas sin gloria y a la explotación deplorable de la buena fe de los fieles. Pero la verdad es que están en las mallas de la mediúmnidad que niegan y combaten. La mediúmnidad estática duerme en sus propias entrañas, a la espera de que se hagan capaces de percibirla y comprenderla.

En la línea natural de los procesos de percepción, la mediúmnidad estática aflora, a veces, dadas las circunstancias favorables, en una eclosión semejante al desarrollo mediúmnico. Hay casos de premonición que surgen de un peligro eventual, casos de videncia pasajera, que parecen síntomas de mediunato en eclosión. Es difícil saberse de inmediato, lo que pasa, especialmente en virtud del estado emocional de los pacientes. Pero basta una observación paciente, con la frecuencia de las sesiones mediúmnicas, para inmediatamente verificarse que se trata sólo de ocurrencias aisladas y ocasionales. La mediúmnidad estática tiende siempre a volver a su acomodación en el psiquismo normal. Lo que a veces complica esas ocurrencias pasajeras es la insistencia en el desarrollo mediúmnico o las aplicaciones terapéuticas de choque y dosificaciones excesivas de drogas en los recetarios médicos.



[1] Metergia, en parapsicología tiene dos acepciones (ya en desuso) telecinesia y telergia (Nota del traductor).

[2] Psicorragia: Liberación violenta de las fuerzas psíquicas residentes en el inconsciente humano (Nota del traductor).

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